En el viaje de la vida, es fácil perderse entre las tormentas de las responsabilidades, los miedos y las distracciones. A veces, el horizonte se nubla tanto que nos cuesta recordar hacia dónde nos dirigimos o qué es lo verdaderamente importante para nosotros. Pero en medio de esa confusión, hay un faro que siempre brilla: nuestro faro interno.
Un faro nunca nos lleva directamente al puerto, pero nos muestra el camino, nos recuerda que la costa está cerca, que seguimos en el rumbo correcto. Ese faro en nuestras vidas es la claridad sobre lo que realmente queremos, sobre lo que más valoramos, y sobre nuestras capacidades para llegar allí.
Cada vez que te sientas perdido o desconectado de tus objetivos, recuerda que dentro de ti existe esa luz que nunca se apaga. Es la voz que te susurra cuál es el verdadero propósito, que te muestra las opciones cuando todo parece oscuro, y que te recuerda lo que es importante para ti, incluso en los momentos más difíciles.
El faro no elimina las dificultades, pero nos da dirección. Nos invita a confiar en nuestras capacidades y a avanzar, paso a paso, hacia ese lugar al que realmente queremos llegar. A veces, solo necesitamos detenernos, mirar hacia ese faro y recordar por qué comenzamos este viaje.
Y tú, ¿hacia dónde te lleva tu faro?
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«Es que yo soy así»
Con la mejor de las intenciones nos contaron que éramos de tal manera y nosotros con la mejor de las intenciones también nos seguimos contando la misma historia. «Es que yo soy así» «Es que la gente no cambia» y similares son expresiones bastante comunes.
Pedro Juan Padrón Cabrera
“Cada historia de éxito es una historia de constante adaptación, revisión y cambio” — Richard Branson. Mi nombre es Pedro Juan Padrón Cabrera y te doy las gracias por llegar hasta aquí. Te cuento que durante una buena parte de mi vida me sentí muy perdido, sin saber qué hacer ni hacia donde ir y sin recursos para mejorar mi situación. El desconocimiento me llevó a…